El hotel está en una ubicación perfecta, justo al lado de un tranquilo parque que permite relajarse antes de salir a explorar. La habitación era cómoda y muy limpia, además, el baño estaba reformado lo que lo hacía perfecto para descansar después de un día de turismo. El desayuno, aunque no muy variado, incluía opciones caseras agradables y el personal siempre estuvo atento a nuestras necesidades.

El servicio de desayuno fue algo lento y se sintió algo apresurado al recibir comida.

Te sugiero que hables con Javier para que te recomiende lugares menos turísticos, hay joyas escondidas que valen la pena visitar.

la ubicación es top, al ladito del centro y el personal, de 10, siempre ayudando y haciendo recomendaciones geniales. la habitación estaba muy buena, limpieza al 100 y el desayuno estuvo ok, bollo y café para arrancar el día. además, el director javier es un crack, se preocupa por cada detalle y te hace sentir en casa.

La habitación era amplia y contaba con un baño totalmente reformado, ideal para una ducha después de un día explorando. El estilo rústico del hotel con madera y piedra le daba un toque acogedor, además el desayuno continental incluía opciones caseras que son perfectas para comenzar el día.

Las habitaciones abuhardilladas, aunque limpias, sentían algo de claustrofobia por su tamaño y falta de luz natural. Además, el mobiliario del balcón necesitaba una renovación, el olor a madera vieja era un inconveniente. Un par de hormigas me hicieron visita en la habitación, lo cual no encanta a nadie. La acústica tampoco es la mejor, ya que se escuchaba bastante ruido interno.

Un lugar acogedor con atención excepcional

Pasamos unos días fantásticos. la atención del personal fue lo que más nos impresionó, especialmente Javier, que siempre estaba dispuesto a recomendarnos lugares y actividades. La habitación era cómoda y estaba muy limpia, y aunque el desayuno podría haber tenido un poco más de variedad, cumplió su función para comenzar el día. Agradecimos que tuvieran parking propio, lo cual es esencial en esta zona. Sin embargo, la falta de un ascensor puede ser un inconveniente si tienes que subir maletas pesadas.

La ubicación es excelente, muy cerca del centro de Santillana del Mar, lo que facilitó nuestras visitas a lugares como la Colegiata y el Museo de Altamira. La habitación era cómoda y estaba muy limpia, y el director nos ayudó con recomendaciones para explorar la zona. El desayuno, aunque un poco escaso, era aceptable y cumplió con nuestras necesidades. Sin duda, si regreso, me alojaría aquí otra vez.

Atención del director excepcional.

volvería

La habitación incluía terraza con vista al parque, donde se puede disfrutar del aire libre. El baño estaba totalmente reformado, con ducha moderna y productos de higiene gratis como champú y gel. El desayuno era variado, con magdalenas, pan del día y café recién hecho. Javier, el director, estuvo pendiente de nosotros durante la estancia.

Alojé en el hotel Los Angeles y tengo que decir que la limpieza fue impecable. La habitación contaba con un baño reformado que era muy cómodo, aunque el espacio era un poco reducido. La vista desde el balcón daba hacia un parque, lo que proporcionaba un toque agradable al ambiente. La atención del personal, especialmente de Javier, fue excelente, siempre dispuesto a ayudar y recomendarnos lugares interesantes para visitar en Santillana del Mar. Sin embargo, tengo que mencionar que la primera habitación que nos dieron era muy pequeña y me generó un poco de claustrofobia. Tuvimos que pagar 20 euros extras para conseguir una habitación más grande con balcón. El mobiliario del balcón estaba un poco anticuado y el olor a madera vieja era un inconveniente. En cuanto al desayuno, aunque era variado, me pareció que habría sido mejor con algunas opciones más frescas en lugar de productos industrializados. A pesar de estos detalles, la relación calidad-precio fue razonable, y la ubicación es muy buena para explorar la zona.

Recomiendo para familias

La atención del personal fue impresionante, Javier se aseguró de que teníamos todo lo que necesitábamos desde el primer momento. La limpieza era minuciosa, cada rincón estaba impecable, lo que es fundamental cuando viajas con niños.

No fue barato, pero aún así era aceptable para lo que ofrecía.

La comida casera es un festín, especialmente en lugares como el Restaurante Santillana, donde saboreé unos platos que son pura delicia. Además, el Parador de Santillana del Mar es otro must para probar. El personal del hotel es super amable y la habitación, aunque sencilla, cumplió con mis necesidades. Además, tener un parking propio es un lujo en esta zona.

La habitación era un poco pequeña y le faltaba un toque de comodidad. La cama era algo wobbly y la falta de mosquiteras daba qué pensar. El desayuno no brilló en comparación con otros lugares que visité durante el viaje, aunque tenía algo de sabor.

El hotel es acogedor con decoración de madera y piedra, y cuenta con una bonita terraza. La ubicación es ideal, a solo unos minutos del centro y con estacionamiento privado gratuito. ¡Un buen lugar para escapar!

Aunque la habitación era un poco pequeña, me pregunté si el colchón era del siglo pasado. ¡Menudo viaje!

La habitación estaba limpia, pero las camas hacían mucho ruido al girarse.

La habitación era amplia y estaba muy cómoda. Las camas, aunque eran de dos individuales juntas, resultaron ser súper confortables. La limpieza impecable y el ambiente era muy tranquilo, solo se escuchaban los pájaros por la mañana. Lo único que podría mencionar es que el espacio para las maletas era un poco justo, pero en general fue una buena experiencia. Además, el baño era moderno y se notaba que estaba reformado.